martes, 9 de octubre de 2007

MIRADAS


MIRADAS.




Aprender a decir la palabra innombrable.


Aprender a llorar la lágrima fidedigna.


Aprender a contemplar al cielo.


Aprender a mirar dentro de lo oculto.



¿Quién afrontará las olas de estas aguas sin dique al mar?

¿Quién podrá escapar de la divina trampa del que habla el idioma que desconozco?



La sentencia fue dictada entre preces y libaciones del pueblo.


Mi hora del silencio es aquí y siempre.

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