sábado, 6 de octubre de 2007

EL PESO DE LA VOZ





EL PESO DE LA VOZ.


Peso cada palabra.
La evalúo.

Hago fragua de ella.
La huelo.

Mido sus tiempos y su ritmo sinfónico.

La declaro deidad tramada en engaño.
Acaricio su perfecto cuerpo de luchadora sin torso,
ni pies
ni puños cerrados.

Me desvío y
me rindo hasta confesarme de miedo ante los leones de su majestad sinuosa.


Quiebro el mutismo para entrar en el silencio.

martes, 2 de octubre de 2007

NIÑO ÍNDIGO






La mirada del explorador.


NIÑO ÍNDIGO.



Debajo del ruido y de la noche
una amenaza de cristalizado silencio;
debajo de la lengua
una duda de eternidad.

Todo lo que digo,
todo lo que hago
me lo cuestiono.
Todo me lo pregunto:
¿Por qué así y no de otra manera?

La vida es
cualquier lugar
que sabe a humus.

El arte se sostiene
en la obstinada presencia
de la aspereza de nuestra convicción.

Trampas que amanecen.

Hay un saldo deudor en el paisaje
que instala una pena
circular y abstracta.

¿Para qué despertar al perro añil
presentido en la infancia?

La sangre del crepúsculo está ardiendo.

lunes, 1 de octubre de 2007

La pulla

Obra tomada de la web.





Para escuchar el poema recitado, pulsa aquí:  Retablo-de-duelos/la-pulla

LA PULLA


"Enfrente lo terrible
hasta hacerlo risible"

Samuel B.





La grulla
que arrulla,
mi fe hace suya;
no hay bulla
más tuya,
masculla:

silencio mejor.

EL NOMBRE DETRÁS DEL NOMBRE.




Acuarela tomada de la red.



EL NOMBRE DETRÁS DEL NOMBRE.




a Flora Alejandra.



¿Por qué debo decirte mi nombre?

(Estoy desnuda debajo de mis palabras.
Me cubren el rocío y la lluvia).


Soy la que nunca seré.
Ninguna otra podrá ser yo misma.


Mi alma se siente aguzada en infinito holocausto.

Abro un portal a la fuerza escogida de tus brazos,

y, a ratos, callo.

domingo, 30 de septiembre de 2007

UNA.



Abstraído. Obra de Hermel Orozco.






Hermel Orozco.
UNA




Una.


Soy una en el Otro.


Apenas una que olvidó aprender a sumar



y que olvidó lo aprendido restando sus sumas.



La suerte todo lo alcanza.
El tiempo devora la insolencia.